lunes, 18 de mayo de 2015

Elena Poniatowska. La piel del cielo

En 2001 lainsignia.org realizó una interesantísima entrevista a Elena Poniatowska. Aquí la transcribimos como un homenaje a esta gran escritora:

Entrevista con Elena Poniatowska
La piel del cielo


César Güemes
La jornada. México, 7 de marzo.



Estaba de pants, en su casa, a punto de salir para el ejercicio matinal. Sonó el teléfono. Era Antonio Muñoz Molina, escritor donde los haya, presidente del jurado del Premio Internacional de Novela Alfaguara:-¡Felicidades, Elena! -recuerda que le dijo.
Uno de los galardones más apreciados por los escritores en lengua castellana, en el que en esta ocasión participaron 584 novelas, se confirió la mañana de este martes a Elena Poniatowska por La piel del cielo, en la que a través de un astrónomo en el México de los años veinte pone en evidencia tanto los alcances de esta ciencia en nuestro país como sus vicisitudes.
-Tiene una maleta deportiva sobre su mesa. ¿A dónde iba, Elena?
-A hacer ejercicio. De casualidad me encontró la llamada de Madrid. Y desde ese momento no he parado.
''Espero que el susto me sirva para adelgazar.''

T. Tauri, una constelación
La piel del cielo se llamó en principio T. Tauri, como la constelación. Y fue elegida por un jurado integrado por Muñoz Molina, Rosa Regás, Juan Cruz, Gonzalo Celorio, Germán Castro Caycedo, Adriana Ozores y Omar Prego Gadea. El anuncio se hizo desde la Casa de América, en Madrid.
-No teníamos noticia de esa novela, salvo algún comentario suelto que hizo hace tiempo. ¿Cuándo la escribió?
-La empecé hace dos años. El caso es que siempre estoy haciendo periodismo, doy conferencias y trabajo en los prólogos que me interesan. Eso me implicaba mucho tiempo.
''Total, como sé que ya no me cuezo de un hervor, un día de hace dos años me puse el reto de escribir con decisión.''
-El seudónimo con el que presenta la novela es Dumbo. ¿Hablamos del mismo, el personaje de la caricatura?
-Ese. Me lo quería poner cuando me inicié en Excélsior, en 1953. Ya escribía por entonces Bambi. Por eso le pedí al jefe de redacción que me permitiera firmar como Dumbo.
''Me dijo que no, que en el periódico no íbamos a tener a todos los personajes de Disney. Así que aparecí con mi nombre, que no me simpatizaba mucho porque parece de espía rusa.''
-¿La novela tiene dos títulos o de dónde sale el T. Tauri que se menciona en el acta del jurado?
-Me dijeron los de la editorial que ese título no les parecía muy atractivo, que si tenía uno alterno. Y la rebauticé así, La piel del cielo. Por su lado, T. Tauri es el nombre de una constelación y una referencia privada.
-¿Lo cambió hoy?
-Hace un rato, menos de una hora.
-Si la novela habla de un astrónomo, como se ha comenzado a saber, ¿se permitió incluir elementos autobiográficos?
-No, aunque ciertamente estuve casada con Guillermo Haro. Hay un astrónomo, Lorenzo de Tena, cuya historia empieza en los años veinte y a quien nadie pela. Tiene una fuerte lucha contra su medio social. A su lado aparecerá un personaje femenino que lo contrapuntea, de nombre Fausta Rosales y de la que se enamorará al paso del tiempo.
''En cuanto a las referencias a Guillermo no creo que existan, si bien la trama está situada en Tonantzintla y en la ciudad de México.''
-Aunque no se participa en un certamen como éste para perder, ciertamente ganar ha de ser impactante.
-No diría que entré para ganar. Por eso me puse Dumbo: si no ganaba ni un reintegro nadie se iba a dar cuenta.
-Es periodista y escritora, ¿quién de las dos recibe el premio?
-Creo que a los periodistas nos debe dar mucho gusto porque toda la vida me han dicho que soy una pinche periodista. Si eso fuera poco, en efecto cuando uno anda reporteando está sujeto a que el entrevistado nos trate bien o no, a que quien forma la página nos corte el trabajo y que el responsable de la edición publique la nota. Es una labor que a diario nos da lecciones de humildad.

''En el centro del huracán''
-Sin buscarlo, ahora le pasará lo contrario: el trato con la prensa, los viajes y las presentaciones serán cosa de todos los días.
-Justamente me decían Marcelo Uribe y Neus Espresate, de Era, hace rato que me llamaron, que estaba en el centro del huracán. Y creo que es buen momento para decir que a Era le debo mucho de lo que soy, desde que editaron Palabras cruzadas, mi primer libro de entrevistas. Después publicaron Lilus Kikus y casi todos mis libros, con la calidad de edición de Vicente Rojo. A ellos les debo este premio, estoy comprometida con ellos de por vida y les entregaré otros libros.
-Una novela como la suya podrá ser leída en cualquier país de habla hispana. ¿Se piensa en esa amplitud de público al escribir?
-No se piensa en eso, pero sí se recuerda aquello que decía Alfonso Reyes: para ser universal hay que ser profundamente local. Lo principal de la novela es el cielo y ese es de todos.
-De manera singular, el premio se lo confieren a una jornada del Día Internacional de la Mujer.
-También es un premio para las mujeres, claro. Es un gusto para mí porque soy muy cercana a las causas femeninas. En cuanto a la prosa de la novela, pues pasó sin género porque el jurado no sospechaba que fuera una autora.

Internet, algo que se hace común
-Al personaje Lorenzo, como dice, no le hacen mucho caso. Eso es una constante con los científicos nacionales. -Así es, de modo que el libro en ese sentido es una crítica muy virulenta a la política del país y al PRI. Es increíble que nuestros científicos no sean apoyados, por eso tienen que irse al extranjero a concluir sus estudios y en muchas ocasiones a residir. Si Mario Molina, nuestro Premio Nobel, se hubiera quedado en México, jamás lo habría obtenido.
-¿Hay algún elemento especialmente seductor en los años veinte mexicanos como para que la novela arranque ahí?
-El vacío. Había muy pocos científicos. Hoy el mundo es más complejo y no habría sabido cómo abordarlo. Luego, deliberadamente fui eliminando las fechas y alargué la vida del personaje para que la trama pudiera llegar a la época actual, donde Internet es algo que se va haciendo común. Suele suceder en ciencia que muchos problemas que no se entendían en un momento, al paso de los años se solventan. La larga existencia del personaje le permite darse cuenta de muchos avances.
-De modo que la historia es la vida de un científico mexicano, pero también hay apuntes casi sociológicos.
-Lo que narro es más o menos amplio y en términos generales hablo del rezago de los países del Tercer Mundo. Hay una fuerte tristeza del personaje principal justamente porque casi el único camino posible es adherirse a una fuerza científica que no es la nuestra.
''Yo me pregunté qué significaba la ciencia en una nación como México, cómo se lucha en ese campo desde aquí, con un vecino como Estados Unidos. El caso es que nuestra ciencia, salvo en la materia de astronomía, siempre va detrás. Por ejemplo, el fierro-esponja, que produce Hylsa, está a punto de dejar de producirse porque posiblemente cierren la empresa. Esos son el tipo de asuntos que desde hace tiempo preocupaban mucho a personajes como Heberto Castillo. Por un lado estamos muy cerca de la nación que más invierte en investigación y por otro tenemos a los políticos que menos la entienden.''

Su nombre es Marcos
-¿Por dónde va desde el punto de vista literario La piel del cielo?
-Es lineal. Muy experimental, así que no se entienda nada, no creo que me haya salido. -De una época a esta parte ha dicho que va a dedicar más tiempo a la literatura que al periodismo. Ahora el premio se lo puede permitir.
-Sí, pero hay una cuestión de carácter. Tengo que decidir muy seriamente si haré casi sólo literatura. Proyectos tengo, como la novela sobre Demetrio Vallejo, cuyo plan tengo por ahí casi perdido entre tanto papel. Claro, a mí me parece mucho más útil para el país ir al rastro a documentar cómo hacen sufrir a las reses que escribir que ''Cuquita le dio un beso a Pepito". Por eso a veces me gana el periodismo, por la participación social que tiene.
-Dentro del ámbito social, ¿cuál es su postura sobre la marcha zapatista, a punto de llegar a la ciudad de México?
-Eso va a cambiar el país. Lo que dicen todos ellos, Marcos, Tacho, Zebedeo, es muy conmovedor y muy real al mismo tiempo. Creo, por otra parte, que sí hay voluntad de cambio al menos por una parte del gobierno. Luego, esto de que si Marcos viene con capucha o sin capucha, no tiene relevancia. A él nadie tiene que referirse como Rafael Sebastián, su nombre es Marcos y tiene todo el derecho de llamarse como guste.
''Y si a los zapatistas encima de la capucha se les ocurre ponerse un moño, que se lo pongan. Son de las personas con mayor dignidad que conozco.''
-¿Qué mira junto con su personaje astrónomo cuando ve el cielo?
-A Sirio, la única estrella que conozco. Durante muchos años, mientras vivió Guillermo, me acostumbré a abrir la puerta y mirar al cielo antes que nada. Es una forma de reverencia, me imagino.

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