domingo, 21 de junio de 2015

Dynamo - Soda Stereo

El sexto disco de la banda argentina más importante de los últimos 20 años del siglo XX muestra un claro cambio: sus ruidos, ahora con pasajes casi hipnóticos, navegan por la música electrónica y el shoegazing predominante en el ahora lejano 1992, año en que se lanzó por primera vez.

En palabras de Cerati "Dynamo es a Soda Stereo lo que Revolver a Los Beatles", mucho más cerca de la psicodelia y lo alternativo y dejando en el pasado el pop, sin duda fino, pero que comulgaba más con los fines comerciales de las tiendas de discos.

En retrospectiva, queda claro que Dynamo es el gen del sonido que nos presentaría Cerati en sus trabajos solistas más destacados: Amor amarillo (1993) y Bocanada (1999).

De este trabajo se desprendieron hits como Primavera 0 y Luna Roja, aunque Claroscuro, Fue y Texturas son títulos que destacan en la casi una hora de maravillosa música de Soda Stereo. Aquí te dejanos el álbum completo. ¡Que lo disfrutes!
 

sábado, 20 de junio de 2015

Pacheco dixit

Para recordar el genio de José Emilio Pacheco, algunas frases que retratan sus pasiones:




"...la madurez no se alcanza por fecha de nacimiento ni consta en los archivos oficiales, nos graduamos de adultos nada más cuando alguien nos deja..."

"La moda pasa de moda. La desnudez sigue intacta como al principio del mundo."


"Ya somos todo aquello contra lo que luchamos a los veinte años."

"La vida toda es un combate incesante. Por eso nos convienen el tal vez, el acaso, el quizá, el sin embargo y el no obstante."


"Todo es nunca por siempre en nuestras vidas."

"Mientras dure el amor ámame, entonces." 

"Yo soy tú. No nos separes de mí."


"¿Qué harás todos los días desde que no te veo?"


"Ya me encontré a mi mismo en una esquina del tiempo. No quise dirigirme la palabra, en venganza de todo lo que me he hecho con saña."

"El fin del mundo ya ha durado mucho, y todo empeora, pero no se acaba."

Inmemorial - José Emilio Pacheco



El misterioso día 
se acaba con las cosas que no devuelve
Nunca nadie podrá reconstruir

lo que pasó ni siquiera en este
más cotidiano de los mansos días

Minuto enigma irrepetible

Quedará tal vez

una sombra una mancha en la pared
vagos vestigios de ceniza en el aire
Pues de otro modo qué condenación

nos ataría a la memora por siempre
Vueltas y vueltas en derredor de instantes vacíos

Despójate del día de hoy para seguir ignorando y viviendo





El instante - Jorge Luis Borges


                                  
                                     
                                     ¿Dónde estarán los siglos, dónde el sueño
De espadas que los tártaros soñaron,
Dónde los fuertes muros que allanaron,
Dónde el Árbol de Adán y el otro Leño?
El presente está solo. La memoria
Erige el tiempo. Sucesión y engaño
Es la rutina del reloj. El año
No es menos vano que la vana historia.
Entre el alba y la noche hay un abismo
De agonías, de luces, de cuidados;
El rostro que se mira en los gastados
Espejos de la noche no es el mismo.
El hoy fugaz es tenue y es eterno;
Otro Cielo no esperes, ni otro Infierno.

domingo, 7 de junio de 2015

A las vírgenes - Ramón López Velarde


¡Oh vírgenes rebeldes y sumisas:

convertidme en el fiel reclinatorio

de vuestros codos y vuestras sonrisas

y en la fragua sangrienta del holgorio
en que quieren quemarse vuestras prisas!...



¡Oh botones baldíos en el huerto

de una resignación llena de abrojos:

lloráis un bien que, sin nacer, ha muerto,
y a vuestra pura lápida concierto
los fraternales llantos de mis ojos!...



¡Hermanas mías, todas,

las que, contentas con el limpio daño

de la virginidad, vais en las bodas
celestes, por llevar sobre las finas
y litúrgicas palmas y en el paño
de la eterna Pasión, clavos y espinas;
y vosotras también, las de la hoguera
carnal en la vendimia y el chubasco,
en el invierno y en la primavera;
las del nítido viaje de Damasco
y las que en la renuncia llana y lisa
de la tarde, salís a los balcones
a que beban la brisa
los sexos, cual sañudos escorpiones!



¡El tiempo se desboca; el torbellino

os arrastra al fatal despeñadero

de la Muerte; en las sombras adivino
vuestro desnudo encanto volandero;
y os quisieran ceñir mis manos fieles,
por detener vuestra caída oscura
con un lúbrico lazo de claveles
lazado a cada virginal cintura!



¡Vírgenes fraternales: me consumo

en el álgido, afán de ser el humo

que se alza en vuestro aceite
a hora y a deshora,
y de encarnar vuestro primer deleite
cuando se filtra la modesta aurora,
por la jactancia de la bugambilia,
en las sábanas de vuestra vigilia!