miércoles, 20 de abril de 2011

A propósito de Arreola: encontrar la cifra

Tal vez no tengas tiempo. La vida pasa a todo tren y la cotidianidad te absorbe, te urge, te secuestra.

No hay tiempo para pensar, para crear, para hacer, para deshacer. Estás en medio del caos, indefenso ante la avalancha de información y de sucesos y de carencias. Fuiste arrojado a un mundo que no comprendes, que no dominas, que no logras descifrar. Como el hombre primitivo, te encuentras en un mundo controlado por fuerzas superiores e indiscernibles.

Tu abominable destino no lo marca esa angustia que te lleva a buscar la cifra -a descifrar-, sino tu renuncia a ser autodidacta, tu resignación a lo indescifrable y tu subordinación sin más a la ley de la costumbre, a hacer lo que debe hacerse sin saber siquiera por qué debe hacerse.

Se trata de que descifres, para lo cual, primero tienes que cifrar, dar forma a la experiencia y a los datos desnudos que te arroja el mundo. Tienes que encontrar la cifra para terminar con el amargo malestar de la vida moderna y sus afanes, sus ritos, sus jerarquías, sus prioridades.

La cifra, esa palabra ignota que resumiría y contendría todo el universo. La clave que terminaría con tu malestar cotidiano, con tu condición siempre precaria e inestable de no acabar de ser quien eres, de no saber quien eres y para que haces lo que haces.

La clave. Pero que más da, tal vez no tengas tiempo.

Al maestro Arreola, donde se encuentre.

1 comentario:

  1. Yep, no importa qué tan jodida sea la vida, o tu vida, lo que importa es saber la cantidad exacta de joda. Con la información en la mano, el resto es dejarse llevar.

    Pero la cantidad ¿Cuál es la puta cantidad, cuál es la ecuación? ¡Me vuelve loca!

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