jueves, 21 de julio de 2011

La última neurona

Daniel Tuchmann hoy en día debe tocar en algún bar alejado del mainstream que todo se traga. Es uno de esos genios locos que se cuentan con los dedos de una mano. Por allá de finales de los pastelosos años ochentas tenía esta singular rolita llamada La última neurona.  Estar loco es una forma de vida más que una pose y Tuchman es una muestra de ello.

Háganme un favor: si sólo les queda una neurona guárdenla para el día de su muerte y escuchen esta canción...no se les vaya a pasar...


miércoles, 13 de julio de 2011

Esse est percipi (o del fin del futbol)

En 1967  Bioy Casares y Jorge Luis Borges escribieron este cuento. El futbol no existe  “No hay score ni cuadros ni partidos. Los estadios ya son demoliciones que se caen a pedazos. Hoy todo pasa en la televisión y en la radio. La falsa excitación de los locutores, ¿nunca lo llevó a maliciar que todo es patraña?”.

ESSE EST PERCIPI
Viejo turista de la zona de Nuñez y aledaños, no dejé de notar que venía faltando en su lugar de siempre el monumental estadio de River. Consternado, consulté al respecto al amigo y doctor Gervasio Montenegro, miembro de número de la Academia Argentina de Letras. En él hallé el motor que me puso sobre la pista. Su pluma compilaba por aquel entonces una a modo de Historia panorámica del periodismo nacional, obra llena de méritos, en la que se afanaba su secretaria. Las documentaciones de práctica lo habían llevado casualmente a husmear el busilis. Poco antes de adormecerse del todo, me remitió a un amigo común, Tulio Savastano, presidente del club Abasto Juniors, de cuya sede, sita en el Edificio Amianto, de avenida Corrientes y Pasteur, me di traslado. Este directivo, pese al régimen doble dieta a que lo tiene sometido su médico y vecino doctor Narbondo, mostrábase aún movedizo y ágil. Un tanto enfarolado por el último triunfo de su equipo sobre el combinado canario, se despachó a sus anchas y me confió, mate va, mate viene, pormenores de bulto que aludían a la cuestión sobre el tapete. Aunque yo me repitiese que Savastano había sido otrora el compinche de mis mocedades de Agüero esquina Humahuaca, la majestad del cargo me imponía y, cosa de romper la tirantez, congratulélo sobre la tramitación del último goal que, a despecho de la intervención de Zarlenga y Parodi, conviertiera el centro-half Renovales, tras aquel pase histórico de Musante. Sensible a mi adhesión al once de Abasto, el prohombre dio una chupada postrimera a la bombilla exhausta, diciendo filosóficamente, como aquel que sueña en voz alta:
-Y pensar que fui yo el que les inventé esos nombres.
-¿Alias? -pregunté, gemebundo-. ¿Musante no se llama Musante? ¿Renovales no es Renovales? ¿Limardo no es el genuino patronímico del ídolo que aclama la afición?
La respuesta me aflojó todos los miembros.

-¿Cómo? ¿Usted cree todavía en la afición y en los ídolos? ¿Dónde ha vivido, don Domecq?

En eso entró un ordenanza que parecía un bombero y musitó que Ferrabás quería hablarle al señor.

-¿Ferrabás, el locutor de la voz pastosa? -exclamé- ¿El animador de la sobremesa cordial de las 13 y 15 y del jabón Profumo? ¿Estos, mis ojos, le verán tal cual es? ¿De verás que se llama Ferrabás?

-Que espere -ordenó el señor Savastano.

-¿Que espere? ¿No será más prudente que yo me sacrifique y me retire? -aduje con sincera abnegación.

-Ni se le ocurra -contestó Savastano-. Arturo, dígale a Ferrabás que pase. Tanto da…

Ferrabás hizo con naturalidad su entrada. Yo iba a ofrecerle mi butaca, pero Arturo, el bombero, me disuadió con una de esas miraditas que son como una masa de aire polar. La voz presidencial dictaminó:

-Ferrabás, ya hablé con De Filipo y con Camargo. En la fecha próxima pierde Abasto, por dos a uno. Hay juego recio, pero no vaya a recaer, acuérdese bien, en el pase de Musante a Renovales, que la gente sabe de memoria. Yo quiero imaginación, imaginación. ¿Comprendido? Ya puede retirarse.

Junté fuerzas para aventurar la pregunta:

-¿Debo deducir que el score se digita?

Savastano, literalmente, me revolcó en el polvo.

-No hay score ni cuadros ni partidos. Los estadios ya son demoliciones que se caen a pedazos. Hoy todo pasa en la televisión y en la radio. La falsa excitación de los locutores, ¿nunca lo llevó a maliciar que todo es patraña? El último partido de fútbol se jugó en esta capital el día 24 de junio del 37. Desde aquel preciso momento, el fútbol, al igual que la vasta gama de los deportes, es un género dramático, a cargo de un solo hombre en una cabina o de actores con camiseta ante el cameraman.

-Señor, ¿quién inventó las cosas? -atiné a preguntar.

-Nadie lo sabe. Tanto valdría pesquisar a quién se le ocurrieron primero las inauguraciones de escuelas y las visitas fastuosas de testas coronadas. Son cosas que no existen fuera de los estudios de grabación y de las redacciones. Convénzase, Domecq, la publicidad masiva es la contramarca de los tiempos modernos.

-¿Y la conquista del espacio? -gemí.

-Es un programa foráneo, una coproducción yanqui-soviética. Un laudable adelanto, no lo neguemos, del espectáculo cientifista.

-Presidente, usted me mete miedo -mascullé, sin respetar la vía jerárquica-. ¿Entonces en el mundo no pasa nada?

-Muy poco -contestó con su flema inglesa-. Lo que yo no capto es su miedo. El género humano está en casa, repatingado, atento a la pantalla o al locutor, cuando no a la prensa amarilla. ¿Qué mas quiere, Domecq? Es la marcha gigante de los siglos, el ritmo del progreso que se impone.

-¿Y si se rompe la ilusión? -dije con un hilo de voz.

-Qué se va a romper -me tarnquilizó. -Por si acaso, seré una tumba -le prometí-. Lo juro por mi adhesión personal, por mi lealtad al equipo, por usted, por Limardo, por Renovales.

-Diga lo que se le dé la gana, nadie le va a creer.

Sonó el teléfono. El presidente portó el tubo al oído y aprovechó la mano libre para indicarme la puerta de salida.

La catafixia


Los concursos televisivos tiene un gran auge en nuestro país y en todo el mundo. Algunos apelan al conocimiento del concursante y otros tantos a la suerte (Algunos reality shows apelan a la ignorancia de sus participantes, pero estos no son de nuestro interés). ¿Tener un claro concepto de la probabilidad puede servir para ganar? A continuación se muestra un ejemplo que parece probarlo.

En este conocido juego hay tres cajas: A, B y C. Una contiene un premio sustancial y las otras dos, nada o nada importante. El objetivo del concursante de las “catafixias” es adivinar que caja contiene el premio. Chabelo sabe en qué caja se encuentra. Después de algunas escaramuzas, la concursante María, escoge una caja, por ejemplo la B.
Sea cual sea la caja seleccionada, por lo menos una de las restantes está vacía. Chabelo abre una caja vacía e invita a María a cambiar de opinión. Casi inevitablemente, María declina la invitación. Sabe que Chabelo siempre puede abrir una caja vacía y considera que cambiar de opinión no supone ninguna mejora. Se equivoca. Siempre que Chabelo intente tentarla mostrando una caja vacía, como parece ser en este caso, María dobla su probabilidad de ganar al cambiar de opinión.

Mucha gente no comparte esta afirmación. Sin embargo, es cierta:

La parte sencilla es considerar qué ocurre si María mantiene su primera decisión. Como escoge al azar entre tres cajas, la probabilidad de acertar es de uno entre tres.

En dos de cada tres ocasiones, la caja escogida por María estará vacía, pero ella no lo sabe. En ese caso, Chabelo se enfrenta a un problema. De las dos cajas restantes, una contiene el premio y la otra no. No tendría sentido que Chabelo abriese la caja con el premio. Tiene que abrir la caja vacía, de manera que cuando María cambie de opinión, ésta acertará inevitablemente. Aunque María se equivoque en su elección inicial, dos de cada tres veces, su elección final será la correcta y su probabilidad de ganar pasará de uno a dos tercios.

El análisis no sólo es válido, sino de una simplicidad asombrosa.

sábado, 2 de julio de 2011

Agenda de bolsillo: efemérides literarias del mes de julio

1 de julio de 1929: aparece por primera vez Popeye

2 de julio de 1877: nace Herman Hesse. Seguro lo conoces por "EL lobo estepario"

3 de julio de 1883: nace Franz Kafka. Sin duda te suena. Todos leímos "La metamorfosis" en la secundaria.

10 de julio de 1902: nace Nicolás Guillén. Nació en Cuba. Se le conoce como el "poeta del son"

12 de julio de 1904: nace Pablo Neruda. Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, Mejor conocido como Pablo Neruda es un gigante de la poesía latinoamericana. "Veinte poemas de amor y una canción desesperada" te tiene que sonar.

21 de julio de 1899: nace Ernest Hemingway. Ícono de la literatura estadounidense. "El viejo y el mar" seguro lo leíste en la secundaria

21 de julio de 1911: nace Marshall McLuhan. Canadiense. Dijo que "el medio es el mensaje"...

26 de julio de 1875: nace Antonio Machado. Español, de la llamada generación del 98. "Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar..." sí, es de él.

27 de julio de 1940: aparece por primera vez Bugs Bunny